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Me estoy yendo. Salgo el 29 de este mes. ¿El regreso? Algún día del año que viene, sin fecha fija porque nada podemos desear más que lo que nos lleva a no regresar. Trato en lo posible de no hablar de mí, de no caer en la tentación de creer que lo que siento es importante para los demás, porque se que no es así. Muchos han escrito miles de libros que nos han modificado, que abrieron como un abanico aquél primero, ese que es el que nos descubrió por primera vez mundos soñados y que no dejó que nos convirtamos en simples humanos que transitan sin quimeras y, cuando las esperanzas flaquean, regresamos a ellos y jugamos a escribir, jugamos a ser modificadores de la vida de otros, cuando apenas podemos con la nuestra. Quizás lo hagamos para alcanzar la inmortalidad, esa que sólo existe, cuando muertos, alguien relea nuestros deseos, nuestros anhelos.
Me voy porque creo que la fuente de energía, cedió. Trato de alterar el sentido de los relojes porque tal vez pueda (aunque es sólo una expresión de deseos recurrentes) volver el tiempo atrás, para regresar sobre los daños causados y repararlos; para hacer desaparecer algunas crueldades cometidas; para que los sueños sean tan ciertos como hace un tiempo.
Me llevo en el recuerdo a los que me han querido y compartido momentos perennes que guardo en la memoria. Esa misma que me duele porque a veces es preciso olvidar. Se que me llevo conmigo y es una pesada carga que nadie puede aliviar. Sólo les deseo que sean felices, hagan felices a otros y encuentren alguna punta del ovillo. De ser así, espero que me avisen.
Un enorme abrazo y hasta alguna vuelta.
Cecilia
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2 comentarios:
Cecilia, aquí o allá da igual pero no dejes de escribir porque sabés y podés no ya volver atrás sino acaso avanzar construyendo mundo diferentes. Un beso muy grande, I.
Idea: Muchas gracias. Sos muy amable.
Un enorme abrazo
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