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27 de mayo de 2009

pronto

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Recostada boca arriba, mi pie avista el horizonte, la única diferencia entre volar y no. Cualquier cielo es cualquier mar, quejumbroso, gris, luminoso, azul. Vos sabés que sueño con encontrarte, con mirarte y dejar esbozarme en tus pupilas. Estoy tan cerca como mis dedos de este teclado, pero sin ruidos. Sólo escucho melodías más convenientes a ese encuentro, que el repiquetear a estas horas, de las teclas. Te invento dormido, sin gafas, despeinado y cálido, esperadamente sorprendido y hasta ridiculizado por el desalineo del momento. Te recreo oloroso y rufián, porque en esto de quererse, la sinceridad es muy incómoda, muy poco seductora. Quiero que digas solamente lo que nos permita unirnos sin puntos finales antes de tiempo, y me vas a prometer hasta una cita con Joaquín para que en un bar, en un mano a mano le pueda contar esta súbita y laboriosa esperanza después de algunas oscuridades. (Él me va a entender, sabe de los sube y baja, conoce muchos infiernos como yo algunos). Entre vos y yo puede haber desde café, hasta algún vino y alguna risa. Te prometo no ser cínica ni hostil y hasta llegaré a sentir que la Luna que me estás regalando tiene impreso tu nombre de poesías y quebrantos. No hablaremos de amores imposibles. Merodearé tus aristas para alisarlas y besaré tus ojos –algo así como estampar un sello imperecedero- cuando los entrecierres. Te llevo coplas de mi tierra en mi piel y en mi voz en ofrenda de paz y armonía a cambio de un poco de calor y de ternura. Recostada boca abajo, creo entender el centro del universo y lo escucho latir. Hay vida en los núcleos de todas las cosas y la hay en mí como “en ti”. Sabemos que la arrogancia en las trampas, es necesaria: Nada nos horroriza tanto como un tramposo/a idiota porque se percibe aburrido/a, francamente letal. Pacientemente, hace tiempo, estamos lubricando todo nuestro arsenal de encantos, para atrincherarnos y no dejarnos envolver tan fácil, para regalo. Y me gusta que así pueda ser, porque buscamos justo allí donde no entendemos. Yo trataré de no complicarte con mis subterfugios ni mis excusas: no haré malabarismos de incertidumbres, porque no es tan cierto que cualquier cielo es cualquier mar. Y porque el tiempo pasa.

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24 de mayo de 2009

15 de mayo de 2009

anuncio

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Hay primaveras aún en los peores inviernos (campanas de festejo que tañen, que desoxidan las melodías prestadas y echan plumas al viento). Hay bailes inventados en todos los aguaceros, meciéndonos tras el futuro, balanceándonos sin mirar atrás, mareándonos, riendo, festejando. Hay inviernos aún en las más bellas primaveras (las noches interminables de los recuerdos que convierten en humo nuestras almas, que no prestan consuelo y nos fagocitan hacia el precipicio). Hay danzas solemnes debajo de un cielo azul, pisando estiércol, quedándonos quietos, mirando el piso, con los puños apretados. Hay un anuncio de un hijo. El por nacer. El por-venir, que surge desde el fondo de los jardines aún no vistos y que hace crecer flores en mi piel, hoy y para siempre.
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