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31 de julio de 2010

náusea

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Sartre escupe:
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"...para que el suceso más trivial se convierta en aventura, es necesario y suficiente contarlo. Ésto es lo que engaña a la gente; el hombre es siempre un narrador de historias; vive rodeado de sus historias y de las ajenas, ve a través de ellas todo lo que le sucede, y trata de vivir su vida como si la contara..."
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(Nota de redacción: Desde algún lugar del planeta, mutando de piel y de deseos, dando forma a una vida nueva, expectorando lo que no se puede tragar, sin imágenes que puedan dispersar mi atención, con las agallas suficientes para existir día tras día sin amontonar recuerdos, la Náusea me apea siempre)
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Estoy en todos los fondos.
(Y aún respiro)
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17 de julio de 2010

matrimonio entre gente rara

Lo escrito abajo, lo he leído con una tremenda fascinación en el blog de mi amigo Nahuel, y estas claridades meridianas nunca deben dejar de leerse, una y otra vez...miles de veces, para que nos afiancemos mucho más, aún, en que el camino que recorremos, es por cierto, el más humano: el de todos.
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"Estoy completamente a favor de permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo. El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales. Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio. Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la Iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por “el qué dirán” o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones. Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma no es más que una manera un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia. Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente sobre el que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: también estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos. Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo “¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!”. Veo ese tipo de críticas y respondo: si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás. Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres. En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción. Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales" .
Este apoyo al matrimonio entre católicos circula por Internet y gana adhesiones que se cuentan de a cientos.

6 de julio de 2010

mareada

"No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros" Sartre
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Voy por ahí y vengo por acá. La suerte del gallito ciego se esfuma, se aleja. ¿Me ves? Hundo mis cortinas en todos los espejos azulados porque estoy distorsionada. No hay soledad sin espera. Me convidan a leer las marquesinas con luces de neón y no quiero comprar nada. Me resisto a mirar el revés de todas las formas (los triángulos que nos sostienen el cenit se han redondeado) Un punto fijo, neutral sobre mi cabeza me hace girar como esa bailarina de la cajita musical hasta que me despisto, hasta que me hago añicos. Y vuelta a empezar. Voy por aquí y vengo por allá. Soplo un humo desvencijado y blanco sobre un telón azabache. ¿Me ves? Me ato el cabello para que mi sombra sea prolija (no me gustan las puntas al acecho). Huelgan los olores, las formas, las músicas. Todo está enmudecido y araño los gestos del fin de todos los tiempos. Las imágenes se derriten a mi paso y sólo rescato mi propia soberbia que aún conservo para no morirme de miedo. Soy un espectro que danza la más macabra de las desdichas y todavía sobre tus espaldas, te amo.
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4 de julio de 2010

dolor

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"Yo no lloro por el fútbol, lloro por una estética y por una ética que vuelve a ser pisoteada por los mediocres.
Decía yo, quizás exagerando mis sentimientos, algo que es verdadero: Más deseo tenía yo de ver campeón a Diego que de ver campeón a la Argentina"
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-. Alejandro Dolina.-
(1994)
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