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Hablar no es imprescindible, imperativo, necesario y bello, siempre. Sostengo desde siempre que una de las pocas y falsas condiciones que existen para establecer con las personas un conocimiento, es la palabra. Muy por el contario, no hay que guardar silencios, porque rememoran. Los silencios provenientes de las ausencias, siempre son perennes, intangibles, inalcanzables. Se llevan bien con los crepúsculos y los amaneceres. Con el andar por el camino o a la vera. Con los latidos y pulsiones. Con lo guardado y con lo que uno mande guardar. Pero siempre hay una sola y sencilla condición que es inevitable: la falta de bullicio, porque solamente las palabras – que alguna vez fueron dichas- son tan recordadas como las ausencias sólo cuando ejercemos el oficio de silenciar. Los silencios nunca pueden ser motivo ni sujeto de conversaciones ni análisis, solamente pueden compartirse los recuerdos que dejaron los ausentes con los mismos ausentes, desde nuestra ausencia y silencio, que es igual para ellos. Porque nos une la lejanía fuera de todo lapso de temporalidad, desde adentro y bajo enormes deseos de no ceder al simple conjuro de pobres palabras. Recordar y que nos recuerden sin eufemismos, sin sintaxis, sin nada y porque sí. Nosotros, los que estamos ausentes para otros y ustedes, los que están ausentes para otros más, deberíamos tener la seguridad de estar transitando la inalterabilidad de la memoria, para aceptar que las ausencias son eternas y promisorias. Infinitamente somos lo que guardan de nosotros.
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6 comentarios:
me encantó. Excelente sentencia, definitiva como el silencio bien puesto. Un abrazo enorme. Gute
Muchas gracias Gute y me alegro que te haya gustado.
El silencio bien puesto, como vos decís, nos guillotina definitivamente y nos lanza a un pasado misterioso en donde somos sólo (¿solo?) remembranzas y forajidos interrogantes.
Otro enorme abrazo para vos.
Cecilia
Somos lo que guardan de nosotros y somos como los demás nos ven.
Dame a mi mil silencios entre gente que habla un mismo "idioma" antes que dos palabras entre personas llenas de ausencia de vida.
Me gustó mucho leerte, es una hermosa prosa y volveré a visitarte
Gracias Nora por pasar, por leer y por dejar tus pensamientos.
Un placer tu visita.
Cecilia
P.D.: Y encima de ser amiga de mi adorado Pettgus, te llamás como mi mamá :)
¿Algo más?
Un abrazo
Saludos paseando por tu blog...no te dejo abrazos porque tengo gripa!Muy comodo tu rincon me gusto!-8
Gracias Deborah!
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